miércoles

Lugar sin nombre

Estos días he vuelto a mi rutina,
a la respiración lenta de los días que no exigen nada.
Camino sabiendo que el amor, si es real,
no se precipita ni se disuelve en los relojes.
No necesita conquista,
ni final.
Es un cauce lento y hondo
que corre bajo la tierra,
invisible, sereno, inevitable.


Y, aun así —de forma tenue, casi imperceptible—,
algo en mí recuerda el modo exacto
en que tus gestos habitaban mis días,
como si el tiempo no hubiera sabido
cómo clausurar del todo nuestra historia.


Han pasado años.
Nuestros cuerpos,
ese territorio que alguna vez fue compartido,
aprendió otras rutinas,
otras formas de abrazar,
de decir "estoy bien"
sin que tú estuvieras para escucharlo.
Han amado otros nombres,
han creado otros horarios para el sueño y el deseo,
se han dormido con otras manos sobre la piel,
con otros silencios en las madrugadas.


Ah, pero también están tus manos.
Siempre tus manos.
Mi perdición más dulce,
un puerto donde anclar
cuando todo afuera era marea.
A veces las imagino sin convocarlas,
como quien tropieza con un olor antiguo,
o con una melodía que conoce el camino de regreso.


Y pienso, con una ternura que no duele,
en los perritos que adoptamos,
dos testigos silenciosos
de un tiempo que se nos escapó entre los dedos.
No los vi crecer,
pero hoy, al mirarlos hermosos y serenos,
siento que en sus ojos habita
una versión antigua de nosotros:
dos jóvenes que creían que el amor
era un refugio sin dolor.


Hubo días en los que deseé contarte
las cosas mínimas:
un poema que me encontré al azar,
una receta que no salió bien,
un dolorcito en medio del cansancio.
Y me quedé muda ante la distancia,
como si mi voz no recordara
en qué rincón del mundo podrías oírla.


Tú y yo sabemos que no hay nombres que pesen más
que los que se confían a Dios.
Y sin embargo, en mi oración,
te resguardo en un pliegue secreto,
no como promesa,
sino como gratitud.
Eres recuerdo y presente,
una palabra que no se pronuncia
y un silencio que todavía me nombra.
No sé si al otro lado
tu memoria pronuncia mi nombre en voz baja,
si tus manos recuerdan mi cuerpo
como yo recuerdo la forma en que me mirabas,
cuando bastaba un gesto para decirlo todo.


La incertidumbre no me hiere:
es solo una bruma que se posa,
y pasa.


Si alguna vez vuelves,
si alguna vez yo regreso,
será en este lugar sin nombre
donde el tiempo se curva sin exigirnos nada,
y nuestras sombras, sin avisar,
se reconocen como si nunca se hubieran ido.

jueves

4:13 p.m. rabia

 

no me voy a mercadear

no me voy a vender

no soy una vitrina

 mi mente no me deja en paz, ¿qué es esto?


todo ahí es igual, 

nada pasa, nada cambia,

seria para todos los hipócritas demasiado incómodo

y ahí está de nuevo,

una imagen, un vídeo, 

una cuenta tras otra

ahora los pequeños íconos quieren mi atención


HARTAAAAAAAA!!!


detesto esta dinámica, 

este jueguito absurdo de vidas empaquetadas

de exceso de edición y hashtags,

de paquetes llegando y por abrir

me duele la cabeza, es agotador

esto es un hobbie, 

no es tan serio, la vida no es tan seria

sal de ahí

cierra, 

elimina, 

rompe, quema

y estoy yo frente al espejo de la hoja en blanco

hablando con las manos, exigiéndome:

recuerda lo que te hizo feliz

lo que resonó contigo

rechaza el discurso hegemónico

no eres un producto de consumo

tu apellido no es algoritmo

no mides tu valor en estadísticas

no eres un producto

los otros tampoco lo son

rechaza,

desobedece,

abre la cuenta, da ese clic

unfollow

unfollow

no me interesa

unfollow


date ese lujo, 

ese gusto, 

ese placer

el de existir sin tener que venderte

solo ser real, sin presiones, solo porque quieres

basta, basta, basta,

la molestia sí tiene nombre 

esto es mi rabia


martes

Adiós

Le dije que no queriendo decir sí. Que por supuesto, que ya mismo, que no pasaría nada, que estaba lista y preparada. Que con gusto lo haría, que no tendríamos ningún problema. Pero le dije que no. Y no vino, ni se quedó, ni insistió. Yo le dije no, queriendo decir sí, y su adiós fue un “está bien”, rotundo.

viernes

Laura

Escribir es agradecer
¿Justo ahora?, me preguntas.
Sí, ahora es cuando siento este deseo
de dejarme ir
de caer
de aceptar
de no retener.

Gracias porque te ves siendo,
por compartirme sabiduría y
porque no estás incompleta
desarmada
loca

porque te abrazas,
sueltas lo que hay que soltar
dejas morir lo que tiene que morir

Mujer salvaje
instintiva
guerrera
fuerte
sabia
infinita

Que de ti es el mundo
el mundo está en ti

Que eres amor del bueno
del sabroso,
del "aquí estoy"
del violeta


Eres como el mar
inmenso
rebelde
calma para algunos
muerte para otros

Que eres aprendiendo
enseñando
leyendo
escribiendo

Gracias por no verme como un rompecabezas
porque no estoy regada
desarmada
incompleta
rota.

No estoy atando cabos
ni sosteniendo lo insostenible
no
no

Yo soy, yo estoy.
Tú eres, tú estás.

Te quiero, de aquí hasta el presente.





Siempre

Siempre le hace falta sal a mi comida.
Siempre tengo los pies demasiado fríos.
Siempre tengo sed de risas.
Siempre me crece algún problema entre las manos.
Siempre las canciones me duran demasiado poco
y los poemas siempre me quedan demasiado estrechos.
Siempre se me cae algo de los ojos
y de la lengua.
Siempre me tiemblan las manos a destiempo.
Siempre vuelvo a tu nombre.
Siempre me escabullo de las consecuencias
y voy a dar a esa casa tuya que está justo
doblando por las ruinas de un amor que ya olvidaste
y justo al frente de tu sonrisa.
Siempre me duele algo por dentro.
Siempre me deshago en los berrinches.
Siempre se me olvida guardar la última vez que nos vimos
y sonrío.
Siempre he sido admiradora de los “para siempre”
Siempre he soñado en construir uno
Siempre me he equivocado de sujeto
y confundo los objetos
Siempre olvido arrojarme al vacío
y termino en el abismo que está debajo de las sábanas.
Siempre se me olvida lo que me dijiste de los siempre:
No existen más que en la medida en que existas
después de ti
ya no hay para siempres.


Escrito en 2016.

jueves

Vos

Te nombro y siempre me encuentro.
Te siento y siempre sos vos,
Vos sonriendo, abrazando, suspirando
vos aprendiendo, queriendo, mirándome.

Sos vos estando aunque no tengás motivos,
sos a pesar de que cuando me nombras
siempre hay una tristeza mirándote a los ojos.

Escrito en 2016

miércoles

Ausencia

Hoy estuve recordando. 
No ha pasado tanto tiempo
desde que te robé un beso,
y vos, a cambio de mi repentino acto,
me miraste
y te quedaste.
Recordé cómo me viste entre tantos rostros
y yo, un poco distraída,
te reconocí luego
y sonreí.
Fue ayer no más
cuando el día no alcanzó
y el amor nos hizo.